Comunicado de la Coordinadora de Iniciativa del Pueblo Andaluz sobre el uso de la mentira y de la calumnia en los medios de comunicación.
Estamos ante las pruebas, más claras y contundentes, de algo que mucha gente suponía que estaba ocurriendo, el uso de la mentira y la calumnia con la intención manifiesta de intervenir en el resultado de las elecciones generales.
Había que impedir que la izquierda transformadora llegará al poder y para ello se hace uso de lo peor de la sociedad, los intereses de las grandes corporaciones empresariales.
Ante la lectura y escucha de las conversaciones del magnate de las cloacas con algunos de los mejores informadores de la escena política y haber comprobado que hay bastante más intereses que los meramente empresariales, no queda más remedio que avergonzarse de cómo manejan la información algunos periodistas que se enorgullecen de tener amistades e informantes de la peor calaña de la sociedad española.
Y todo ello afirmando que se hace por el bien de la gente. Sabíamos que la información es poder, sabíamos que a algunas personas, algunos medios los han encumbrado más allá de lo que merecían pero lo que ya no sabíamos es que algunos periodistas que se han mostrado como defensores de la verdad y de la justicia estaban utilizando lo peor de nuestra sociedad, policías corruptos que se han aprovechado de sus posiciones para aumentar su patrimonio comprando y vendiendo informaciones de delincuentes procesados y condenados.
Es insoportable, el mundo periodístico está enfurecido, indignado y sobrecogido. Para informar no vale todo, es preciso marcar el riesgo que supone para la democracia una información trufada de mentiras, de noticias no comprobadas, en definitiva de una información manipulada.
Hasta dónde es posible entender que un periodista, como Antonio G. Ferreras, puede utilizar información bastarda y atravesada para mal informar y, sobre todo, para colaborar con lo peor de la administración, las cloacas más infestas de las instituciones.
Sabíamos que Eduardo Inda era capaz de lo peor, no era extraño que hubiera utilizado la información comprada y vendida de Villarejo y Olivares, pero que estuviera en un grupo de informantes con el “líder” de la información progresista era imprevisible.
De esta situación es necesario obtener algunas consecuencias, la ética del periodismo es cada vez más necesaria, la necesaria separación de todos las fuentes periodísticas que provengan de grupos oscuros y relacionados con elementos mafiosos. Pero sobre todo es necesario hacer una profunda autocrítica del papel de la información en el devenir de la sociedad. No es posible la convivencia de la democracia con las prácticas periodísticas basadas en la mentira y la calumnia.
Y en el terreno de la política se requiere la separación del ejercicio profesional de aquellas personas que mantengan relaciones con grupos mafiosos y que practican la intoxicación de las informaciones.
Y un aviso a navegantes y a los representantes públicos que tanto se quejan del descrédito de la política, no confíen en esos grupos ni para bien ni para mal. Es imprescindible separar la acción política de las informaciones falsas y contaminadas. La democracia está en juego.
ANDALUCÍA 13 DE JUNIO DE 2022