Tras 41 años de celebración del Día de Andalucía es imprescindible seguir reivindicado una mejora sustancial de nuestra tierra y las razones son más que obvias, pero no por ello menos importantes.
La situación continuada de Andalucía en los puestos más altos de los niveles de pobreza que se han visto agravados por la pandemia y es la más poderosa razón de las existentes. Sabemos que a mayor nivel de pobreza, las crisis son más profundas. Sabemos que nuestra tierra es solidaria como característica propia, lo cual no puede hacernos olvidar las carencias cada vez mas fuertes de los que menos tienen. Esa solidaridad, a veces, actúa como un ungüento mágico que parece tapar las necesidades; debemos ser conscientes, que ni siquiera esa solidaridad puede ocultar el sufrimiento actual de las andaluzas y los andaluces. Por eso nos necesitan, por eso hoy es más importante que nunca hacer todo lo posible por mejorar, por cambiar, por avanzar.
La propia pandemia ha traído, sin embargo, una posibilidad real; convertir la solidaridad en justicia estructural. La activación de recursos extraordinarios por parte de las instituciones estatales y europeas nos permite tener una perspectiva seria de mejora y cambio. Parece que algunas cosas pueden cambiar para bien, pero para ello es necesario estar presente en el momento de las decisiones y, sobre todo, participar en ellas.
Sabemos que ese ámbito corre el riesgo de estar cerrado a las necesidades actuales y que son básicas, incluso mucho peor, en nombre de esas posibilidades pueden tomarse decisiones contrarias a las necesidades básicas que se están poniendo de manifiesto por la población.
Empleo digno y de calidad suficiente es un objetivo que hoy obliga a un cambio de modelo productivo que ya se determina por los objetivos que se persiguen con los fondos de reconstrucción. Si no se avanza en la línea de un cambio sostenible y dirigido a sectores estructurales y no tan volátiles como es todo lo relacionado con el turismo y el ocio, poco se podrá mejorar.
La gestión de estos fondos en Andalucía es opaca. Día tras día se escucha por parte del gobierno de la Junta el mensaje de volver a lo que teníamos, sin más objetivos concretos, mientras las grandes corporaciones financieras e industriales ya están preparando sus proyectos para hacerse con los presupuestos de la reconstrucción. Se denuncia por los sectores más preocupados por una mejora sustancial de Andalucía y su gente, que el gobierno de la Junta no quiere escuchar nada al respecto y nada dice para mejorar el empleo andaluz. No es su preocupación.
Por mucho que pidan ¡Andaluces, levantaos! en realidad piden seguir esperando la reactivación de la movilidad perimetral, necesaria como no, pero insuficiente a todas luces. Si se sigue diciendo que lo importante es que lleguen turistas amontonados para resolver los problemas del desempleo, están mandando un mensaje perverso, «hay que aguantar y ya veremos después».
Por ello Iniciativa del Pueblo Andaluz manda un mensaje claro y contundente, mejorar y avanzar pasa por un cambio estructural que está a nuestro alcance. Necesitamos hacer valer nuestra riqueza natural.
El conjunto de todos estos objetivos deben estar enmarcados en una sociedad andaluza dentro de un estado federal que garantice la solidaridad política y la justicia presupuestaria.
Queremos que Andalucía sea una tierra de acogida como consecuencia de su situación geográfica y de la característica solidaria de nuestra gente.
Queremos que Andalucía esté fuera del manoseo de las ideas xenófobas que vienen contaminando en los últimos tiempos la acción del gobierno andaluz.
Queremos una Andalucía alejada de la violencia machista y que camine en la dirección de una verdadera igualdad de género y de una libertad de pensamiento respetuosa y libre y, en definitiva, queremos una Andalucía más libre y justa.